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Por: Verónica Reátegui Yesquén

15/11/23

Lección Bíblica: "EL Rey Joás"

(Fuente: Manual EBDV "Castillos y Coronas"- Lección1)

Diapositiva 1: 
(Se escucha un llanto de bebé) Pero esperen, había un bebé que la reina malvada Atalía no lo había encontrado. “¡Shhhh! No llores be-bé Joás, no llores. Algún día serás rey, lo tranquiliza-ba su tía Josaba, mientras escondía a su sobrino, el bebé Joás. La tía Jo amaba a su sobrino, como si fuera su propio hijo.

Diapositiva 2: 
El tiempo pasó y el bebé Joás creció, ahora ya era un niño. Durante el día, la puerta siempre estaba cerrada para asegurarse que nadie en el Templo viera al ni-ño. A la puesta del sol, cuando la gente que trabajaba y que asistían al templo ya habían regresado a sus casas, se abría la puerta de su casa y Joás y su tío Joiada salían a caminar por el patio del templo. Cada año en sus cumpleaños, la tía Josaba medía su ta-maño y colocaba una marca en la puerta, así ellos sabían cuántos centímetros había crecido Joás a través del año.

Diapositiva 3: 
Un atardecer, cuando Joás y su tío Joiada salieron a caminar por los patios del templo, Joás vio huecos en las paredes del templo “¿Por qué esas paredes están tan arruinadas?” preguntó. Tío Joiada titubeó por un instante. “Bien”, él dijo “esos huecos fueron hechos por los hijos de la reina malvada, porque ellos querían usar los materiales para construir un templo para sus ídolos. “¿Y donde están los hijos de la reina ahora?” persistió el pequeño Joás. “Ellos ya no están”. Tío Joiada obviamente no quería hablar sobre ese tema nunca más. “Entonces ¡vamos a arreglar las paredes! Tío Joiada” exclamó Joás. “Pe-ro no es fácil. No hay dinero en la tesorería del templo para hacer las reparaciones” - tío Joiada exclamó tristemente. Entonces Joás determinó que cuando creciera iba a hacer algo para arreglar esas paredes.

Diapositiva 4: 
El tío Joiada le enseñó a Joás a leer. Él leía de los rollos de las Escrituras. “No tendrás otros dioses delante de mí… Acuérdate de guardar el día Sába-do como un día santo… Honra a tu padre y a tu madre… No robarás”. Cuanto más Joás leía acerca de Dios, más lo amaba. Aunque era todavía niño, el amor que tenía por su Padre celestial sustituía la pérdida de no tener a su padre terrenal.

Diapositiva 5: 
Cuando Joás cumplió 7 años, el tío Joiada con mucha cautela comunicó el secreto a los dirigentes del país que eran de más confianza: ¡El hijito del rey vive aún! ¡Un día llegará a ser rey!” ¡Qué noticia! Poco a poco el secreto fue pasando de uno a otro hasta que todos lo supieron. Entonces tío Joiada reunió a los centurio-nes, capitanes y gente de la guardia y se designó un día especial para la coronación. Muy cuidadosamente se trazaron los planes. Se instruyó a todos los sacer-dotes y levitas para que rodearan al pequeño rey y lo protegieran. Cuando todos estuvieron listos, Joás fue sacado a la puerta del templo, se le colocó una coro-na en la cabeza y se le dio el rollo de la ley en sus manos y todos gritaron: “¡Viva el rey!”

Diapositiva 6: 
¡Que tal conmoción! Pensó Atalía cuando oyó los gritos y los aplausos. Entonces se dirigió al templo para ver lo que pasaba, vio al pequeño rey en pie rodeado por los sacerdotes, los capitanes y los que tocaban trompetas. ¡Traición, traición! Gritó la reina rasgando sus vestidos. ¡Sáquenla de aquí! ordenó Joiada a los capitanes. Por un momento los solda-dos no sabían qué hacer. ¿Debían obedecer a la reina, o al rey? Entonces los soldados entraron en acción y rápidamente tomaron a la reina malvada, la sacaron y la mataron.

Diapositiva 7: 
Lentamente el rey Joás, juntamente con el ejército y la gente caminaron hacia el palacio y se sentó en el trono del rey. El trono era grande, y sus pies no al-canzaban al suelo, pero se sentó tan recto y erguido como pudo. Los músicos tocaron sus trompetas; los cantantes entonaron cánticos y la gente gritaba, “¡Vi-va el rey! ¡Viva el rey!

Diapositiva 8: 
El rey Joás creció como un joven admirable y exce-lente y nunca olvidó su promesa de reparar las pare-des del templo. Reuniendo a los sacerdotes y a los levitas les dijo: Salgan por las ciudades y recojan di-nero de todo Israel, para que cada año sea reparada la casa de nuestro Dios, pero los levitas no se preo-cuparon por hacerlo. Entonces se le ocurrió una idea, mandó hacer un cofre grande con una ranura en la tapa y lo colocó en la puerta del templo.

Diapositiva 9:  
La gente venía de cerca y de lejos para ver el cofre de monedas del rey y con alegría echaban sus ofrendas para reparar el templo. El cofre se llenó de dinero repetidas veces y los encargados vaciaban el dinero en bolsas y los depositaban en la tesorería del rey hasta reunir el dinero suficiente para las reparaciones.

Diapositiva 10: 
Entonces se contrataron a los albañiles, a los escultores para cortar las piedras, a los carpinteros para aserrar las tablas y cuidadosamente ellos trabajaron reparando hasta el último hueco de las paredes del templo. Ahora muchas personas venían para el culto en el templo y aprendían del amor de Dios, así como el rey Joás lo había hecho.

VIDEO: Lección 1 "El Rey Joás"

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