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Por: Verónica Reátegui Yesquén

8/1/14

¿QUÉ SE ENTIENDE POR DEDICACIÓN DE NIÑOS EN LA IGLESIA?

“Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová" 1 Samuel 1:27-28



INTRODUCCIÓN

En nuestra página oficial “Misión Transformando Vidas” realizamos una encuesta que decía: ¿Quién considera usted que es el responsable de la formación espiritual de los niños? Siendo los resultados, lo siguiente:

a) Los padres  (88%)
b) La Iglesia    (12%)
c) La Escuela  (0% )
d) Ninguno de los anteriores (0% )

En la Biblia encontramos datos muy interesantes que nos hablan sobre este tema. En el Antiguo Testamento el hogar era una institución divina donde los pequeños aprendían de sus padres la adoración a Dios, la ley, la conducta ética, además de sus  simbolismos y rituales religiosos. Dios ordenó a su pueblo honrar a los padres, porque ellos lo representaban en el hogar. 

El padre asumía el papel del sacerdote, transmitía la tradición histórica en la familia, además de contestar las interrogantes de los hijos ( Ex.12: 26 ss), su respuesta era un reconocimiento de la acción salvífica de Dios para con su pueblo. Imitar a los padres hacía madurar a los hijos, más aún cuando al escucharle se mostraba obediencia.

Posteriormente, a través de los años, la educación pasó a ser más formal dentro de la sinagoga con un sistema más ordenado siendo la enseñanza religiosa en todos los aspectos. Así la enseñanza empezaba por casa y al niño se le instruía para que aprenda la primera frase del shema y la frase: “Moisés nos ordenó una ley, como heredad a la congregación de Jacob” (Dt. 33:4). La palabra exacta en la educación judía era “disciplina” a fin de que los niños en su educación formaran parte del pueblo santo de Dios. Pr. 13:24, 22:15.

El gran mandamiento que era la fuente de la enseñanza de los judíos era: “Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma y con todas tus fuerzas.” Dt.6:5; Mc.12:30, Además de: “… Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, Lv.19:18. Ya que ambos resumían a los diez mandamientos, También tenían bien marcado la enseñanza acerca del mandamiento: “¡Honra a tu padre y a tu madre!”, “maldito será el que deshonra a su padre o su madre” Ex.20:12, Dt. 27:16. 

Los niños recibían las enseñanzas de sus padres, y se decía que los padres representaban la voz de Dios.
    "Estas escuelas no reemplazaron el hogar. La familia, era la que educaba tanto la madre que era la maestra de los hijos pequeños y de las niñas, como el padre que debía enseñar a sus hijos varones a  Instruirlo en la Ley, traerlo al matrimonio y enseñarle un trabajo manual." Otro principio que decía: “quienquiera que no enseñe a su hijo a comerciar, le enseña a robar” (Tosefta Kiddushin 1, 11). [1]

I. REFERENCIAS BÍBLICAS

Antiguo Testamento

1 Samuel 1:11: “E hizo voto diciendo: -¡Jehová de los ejércitos!, si te dignas mirar a la aflicción de tu sierva, te acuerdas de mí y no te olvidas de tu sierva, sino que das a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida,…”
Y así fue, Dios escuchó la súplica de Ana y quedó embarazada y dio a luz un hijo varón a quien le puso por nombre Samuel. Cuando llegó el tiempo que el niño fue destetado,  lo llevaron a la casa de Jehová en Silo para que se quedase allí para servir junto al sacerdote Elí. Y Ana le dijo:

“Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová" 1 Samuel 1:27-28

Nuevo testamento

Marcos 10:13-16: “Le presentaban niños para que los tocara, pero los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó y les dijo: - Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo que el que no reciba el reino como un niño, no entrará en él. Y tomándolos en los brazos, ponía las manos sobre ellos y los bendecía.
    “El matrimonio produce niños que se deben traer al Señor para dedicarlos a Él. Era costumbre de los rabíes bendecir a los niños, y los padres traían a los pequeños a Jesús para que los bendijera. (El pronombre en tercera persona del plural «los» del versículo 13 es masculino, de modo que los padres también estaban allí.) Esto no era cuestión de bautismo, por cuanto Jesús no bautizó ni siquiera adultos (Jn 4.1–2), y los discípulos no hubieran estorbado a los candidatos al bautismo. Los padres pedían su bendición especial para sus pequeños, y Él estuvo gustoso de concederles su petición. Los niños son modelos ideales para todos los que pertenecen a Jesús: son humildes, receptivos, dependientes de otros y llenos de vitalidad. [2]
Estos niños, fueron llevados por los padres o por algún adulto responsable hacía Jesús con la intención de que solamente los tocase. Muchos han querido relacionar esta acción con el bautismo; pero Jesús nunca bautizó. En la Edad Media hasta el día de hoy se ha hecho uso de este texto en muchas liturgias bautismales. Se cree que esta historia fue el motivo para dar paso al bautismo de niños en la Iglesia Católica.

Marcos resalta tres actitudes de Jesús en su trato hacía los pequeños; La actitud “tomándolos en los brazos” (ejnankalivzomai) en este caso resalta la ternura de Jesús hacia los pequeños. La otra acción de Jesús es “poniendo las manos sobre ellos” (kateulogeo), y la tercera “y los bendecía”, que aparece en forma intensiva. El texto no dice nada acerca de las palabras que Jesús manifestaba al momento de colocar sus manos sobre ellos, pero de seguro eran palabras de amor, afecto, profecía  y esperanza para estos niños. 

II. DEDICACIÓN DE NIÑOS

La dedicación de niños en el templo no es lo mismo que el bautismo. La dedicación consiste en la presentación pública de parte de los padres de su pequeño(a) hijo(a) haciendo votos de criarlo(a) y encaminarlo(a) de acuerdo a los principios y valores de la Palabra de Dios. Siendo la congregación testigos de dichos votos que implican interceder en oración y apoyar a la familia en este proceso. A partir de este acto, los padres deben esforzarse por ser un ejemplo en la vida del pequeño. La dedicación es una acción de agradecimiento y de compromiso de parte de los padres.

Sin embargo, existe una idea errada de lo que significa dedicar a los niños. Hay padres que consideran que al dedicar a su niño, el pequeño tendrá una vida segura y feliz, y que el simple ritual se hará cargo de su vida espiritual. Personalmente he sido testigo de parejas no creyentes que llegan a la iglesia, y antes de iniciar el culto solicitan a los dirigentes dedicar a su bebé, a lo que el Pastor y la Directiva acceden a dicha petición para luego realizar los votos correspondientes por parte de los padres. Lo más triste es no volver a ver a los padres en los servicios ni mucho menos al niño. Lógicamente en este caso se cometen dos graves errores:
  1. Hacer que las personas hagan votos y promesas a la ligera delante de Dios. Recodemos que dice la Biblia al respecto, “Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No jurarás en falso, sino cumplirás al Señor tus juramentos”. Mateo 5:33 (Lv. 19:12). Y en Eclesiastés 5:4-5 dice: "Cuando a Dios hagas promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se com¬place en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es no prometer que prometer y no cumplir". Se debe tener mucho cuidado de que los padres de los niños hagan votos si es que luego no van a poder cumplir. Luego no vayan a culpar al Pastor diciendo que los obligó a hacer juramentos sin antes haberles advertido.
  2. No preparar a los padres para guiar a su niño en el camino del Señor: “… ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero todo el que sea perfeccionado, será como su maestro.” Lc .6:39. Los padres son los primeros maestros de sus hijos y si están bien preparados sabrán encaminarlo correctamente. 
Tengo conocimiento de ciertos casos de hermanos(as) que proponen a su hijo(a) casado(a) no creyente a dedicar a su nieto(a), a lo que acceden. Sin embargo tengamos presente que los que hacen los votos son los padres y no los abuelos.

Una justificación errada de parte de los líderes eclesiásticos cuando suceden estos casos, es poner como pretexto el versículo bíblico de Mc. 10:14 “… Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios.” Si se dan cuenta, es muy distinto traer a los niños a la Iglesia para que el pastor ore por ellos y les de su bendición, además de impartirles enseñanzas bíblicas a fin de que reciban a Cristo, a que se presente a un niño para que los padres hagan votos delante de Dios.  En este caso los que hacen la decisión son los padres y no los niños.

III. SU IMPORTANCIA PARA LA FAMILIA

La Palabra del Señor dice que los hijos son herencia del Señor (Sal. 127:3), por lo tanto, se los debe criar en disciplina e instruirlos en el amor al Señor (Ef. 6:4).

Los padres no son dueños espirituales de los hijos. Dios los ha puesto bajo su responsabilidad para que sean encaminados por el bien, con valores bajo los principios de la Palabra de Dios, hasta que lleguen a tomar su propia decisión de recibir a Cristo en su vida. Con esto, no sólo se puede ganar a los hijos para Cristo, sino también a toda una generación.

    “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.” 2 Ti. 3:14-15.

Dedicar a los hijos ante el Señor es algo serio y merece respeto. Generalmente en las iglesias no es una obligación hacerlo ni tampoco ello acredita una vida de felicidad para el niño, sin embargo recordemos que Dios tomará en cuenta cada una de nuestras acciones y esto también incluye la forma como hemos encaminado a los que están bajo nuestra responsabilidad (Ro. 14:12).

Ten por seguro que, Dios ve con agrado a aquellos padres que sin haber dedicado a sus hijos en una ceremonia éstos fueron criados y encaminados de acuerdo a su voluntad, que aquellos padres que habiendo dedicado a sus hijos más bien motivaron a que éstos se perdieran porque nunca cumplieron su promesa que hicieron en el altar frente a la congregación. ¿Se imaginan cuánto más se gozará el Señor si los padres que dedican a sus niños cumplen sus promesas?

IV. REQUISITOS PARA LA DEDICACIÓN DE UN NIÑO

Básicamente son los siguientes:
  1. Que los padres y/o tutores del niño sean creyentes. Padres que no han recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador no podrán guiar a sus niños en los caminos de Dios. En este caso se debe declinar a la petición de padres no creyentes en la dedicación, no por rechazo sino por un acto de protección a no pecar haciendo promesas delante de Dios sino van a poder cumplirlas. 
  2. Orientar a los padres del niño antes de la fecha de dedicación. Es importante que los padres reciban unas charlas de parte del Pastor o un de un líder de la iglesia para dicha ceremonia. Estas charlas pueden contener temas como: Lo que implica dedicar a los hijos ante Dios,  la oración en la familia (1 Ts. 5:17-18), la instrucción en el camino del Señor (Pr.22:6), etc. 
  3. La congregación también debe estar enterada para comprometerse mediante este acto a interceder y apoyar a los padres del niño o niña para su crecimiento espiritual.
  4. La Directiva de la Iglesia debe tener listo una constancia que certifique la realización de dicho compromiso de parte de los padres.  Aquí firman los padres y el Pastor oficiante.
CONCLUSIONES FINALES
  1. La dedicación de niños no es sólo un ritual, es todo un proceso de crecimiento espiritual en la vida del niño.
  2. Los padres deben quitarse de la cabeza que al dedicar a su niño el pequeño tendrá una vida segura y feliz, y que el simple ritual se hará cargo de su vida espiritual como si fuera un “amuleto de la buena suerte”.
  3. Los padres no son dueños espirituales de los hijos. Dios los ha puesto bajo su responsabilidad para que puedan encaminarlos en la Palabra hasta que sus hijos lleguen a ser conscientes y tomen su propia decisión de recibir a Cristo en su vida.
  4. Se debe orientar a los padres del niño antes de la fecha de dedicación para evitar que hagan votos a la ligera al Señor.
  5. Finalmente, no persuadir a los padres a hacer algo que tal vez no desean hacerlo o no estén seguros de cumplir.
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Notas pie de página
  1. WEBER, Hans-Ruedi. JESUS Y LOS NIÑOS. Lima-Perú. CELADEC. 1980. P. 62
  2. Wiersbe, Warren W., Bosquejos Expositivos de la Biblia, AT y NT, (Nashville, TN: Editorial Caribe Inc.) 2000, 1995.

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